martes, 3 de mayo de 2011

¿Para qué me peino?

Querida Holly,

Hoy he sacado a pasear a Phillipe muy temprano. Además, me había quedado sin cigarrillos y ya sabes que el café sin tabaco no me parece sano. Así que me he dado una vuelta por la plaza y he decidido que hoy iba a hacer todo lo que se espera de una mujer adulta y responsable sin rechistar.
Y eso he hecho, he vuelto a casa, me he tomado mi café solo con sacarina, mi tostada integral con mermelada, me he duchado, me he peinado y hasta me ha sobrado tiempo para mirarme la Vogue. Eso me recuerda que necesito una revisión de armario urgente a la que te invito.
Tengo que acompañarte un día en una de esas aventuras de mojito en mano. Me daría una razón de existir, más allá de mi obligación de pasear al perro.
No es que haya conseguido mejorar mucho de humor, pero al menos hoy me he sentido útil. He tenido que arreglarle unos papeles de la empresa a mi padre, que dice que ya está demasiado mayor para tomar decisiones menores. Así que entre fotocopias y contratos, parecía una persona decente y producente.
No pienso hablarte más de él hasta que le vea, por que no me da la gana, así de simple, será como si no existiera. Calculo que eso será en un par de semanas, porque no le veo con ánimos de verme antes.
Yo no diría que estoy deprimida, diría que me siento como si me hubieran quitado una parte de mi dignidad, como cuando te pilla el diluvio universal sin paraguas y al llegar te miras al espejo y te preguntas: ¿Para qué me he peinado?

Un beso.

Lou.

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